AGROECOLOGÍA: APUESTA DE LAS MUJERES RURALES PARA LA VIDA Y DEFENSA DEL TERRITORIO

Mujeres latinoamericanas están trabajando colectivamente por un compromiso en común: la protección de los derechos de las mujeres rurales. Conscientes de la importancia del aprendizaje conjunto e intercambio de conocimientos para lograr sus metas, más de 39 mujeres representantes de organizaciones sociales de 12 países de la región, se reunieron en el III Encuentro Regional de la Iniciativa Mujer Rural y Derechos a la Tierra de la ILC ALC, realizado del 3 al 7 de febrero en Duitama, Colombia.

Desde sus diversas realidades nacionales, las participantes establecieron objetivos comunes para garantizar el derecho a una vida libre de violencias para las mujeres rurales de América Latina como una forma de lograr también sus derechos a la tierra, así como apostar por la agroecología como una alternativa política, económica y de defensa del territorio. También consideran importante posicionar al campesinado como sujeto político, visibilizar el rol y trabajo de las mujeres indígenas, campesinas y afrodescendientes, así como garantizar la labor de las mujeres defensoras de la tierra y el medioambiente.

MUJERES Y AGROECOLOGÍA, UNIÓN ESENCIAL

Este encuentro permitió a las mujeres construir una apuesta política colectiva a largo plazo para la Iniciativa en torno a la agroecología. “Fue muy interesante juntarnos todas a pensar la importancia de politizar la agroecología y el proceso de alimentación, de luchar por la concepción de la tierra como territorio. No solo pensar en la garantía de acceso y propiedad, si no que esta garantía de acceso a la tierra sirva también para hacer frente a las amenazas de contaminación, persecución, riesgos ambientales o económicos que sufren las comunidades y mujeres”, afirma Ana María Restrepo, coordinadora de la Iniciativa Mujer Rural y Derechos a la Tierra.

Tras realizar un recorrido por las Fincas de la Fundación San Isidro [1], para las mujeres fue de especial motivación conocer la experiencia de Doña Tulia, agricultora de la región de Boyacá que practica la agroecología, la cual demostró cómo con un pedazo muy pequeño de tierra se puede cultivar mucho. “Me llevo para mi organización y para mí la importancia de trabajar nuestra tierra sin importar su tamaño. Lo esencial es trabajar por la soberanía alimentaria, protegiendo las semillas, sin utilizar químicos”, dice Janitzin Gutiérrez de Ecomunnis (México).

A su vez, Janeth Salamanca, de la Fundación San Isidro, explicó que “fue muy importante compartir y escuchar que la problemática de las mujeres rurales no es solo en Colombia, en otros países comparten las mismas dificultades”.

VIDA LIBRE DE VIOLENCIAS PARA LAS MUJERES

Durante el encuentro, las participantes también construyeron conocimiento colectivo alrededor de la violencia patrimonial y económica»[2] contra las mujeres rurales, temática necesaria para articularla no solo al trabajo de derechos a la tierra sino al logro de una vida libre de violencias. “Las violencias contra las mujeres rurales pueden reducir su participación en la producción de la tierra y en la protección y defensa del territorio. Por tanto, garantizar su derecho a una vida libre de violencias es crucial para que, a su vez, estas puedan gozar de otros derechos, como el acceso a la tierra”, explica Ana María Restrepo. Para las participantes fue importante reflexionar sobre cómo articular este tema con el trabajo que realizan en sus organizaciones y comunidades. “Incorporar los temas económicos y patrimoniales es para nosotros un camino a desarrollar que nos parece muy importante para dar mayor soporte a nuestro trabajo”, explica Nhelsyr González, de Acción Campesina (Venezuela).

APRENDIZAJE Y TRABAJO COLECTIVO

Las organizaciones que participaron, miembros de dicha Iniciativa, trabajan por los derechos de las mujeres rurales desde sus diferentes contextos. “Nuestros trabajos, a pesar de que se abordan desde diferentes realidades, estrategias y escalas (local, regional), tienen el mismo objetivo común que es la temática de derechos a la tierra y mujer rural”, explica Adriana Sigcha, de SIPAE (Ecuador). “Los aprendizajes que recibimos y compartimos nos permiten fortalecer nuestro compromiso de trabajo por las mujeres rurales”, continúa.

“Compartiré los conocimientos aprendidos para comprometer a todas las actividades de mi organización a transversalizar el tema de mujeres rurales, que ya estaba presente, pero que con esto nuevo aprendido puede operativizarse de mejor manera”, explica Adriana.Por su parte, Nhelsyr, cuenta los retos que se planeta tras esta experiencia. “Me llevó un desafío para mi país: trabajar en el levantamiento de información sobre la situación de las mujeres rurales, actualmente un tema de mucho desconocimiento”.De otro lado, un aspecto importante para las participantes fueron los acuerdos para elaborar un Informe Alternativo sobre ODS y mujeres rurales en América Latina, herramienta que permiten conectar las situaciones locales de las mujeres con los procesos de incidencia global. Este informe es un trabajo realizado en alianza entre la Iniciativas de ODS y Derechos a la Tierra y la Iniciativa Mujer Rural. En este video, Daniela Savid, de la Fundación Plurales, aborda la importancia de dicho informe.

El Encuentro fue organizado por la iniciativa ‘Mujer Rural y Derechos a la Tierra’, con la coordinación principal de CINEP Programa por la Paz.

1 Sus pilares básicos se basan en la economía solidaria y sostenibilidad, tanto de producción como de comercialización agrícola, pesquera, frutícola y pecuaria; y la participación activa en el mejoramiento social, económico y político del sector rural.

2 La violencia económica puede entenderse como las conductas que afectan la autonomía económica de las mujeres. La afectación al patrimonio, es una forma de esa violencia económica. Algunas de estas conductas son retener el dinero destinado a los gastos del hogar y la familia o los títulos de propiedad solo en cabeza del hombre.