Las mujeres rurales en Colombia han sido históricamente una población invisibilizada y marginalizada. La débil presencia del Estado en sus territorios en cuanto a la garantía de derechos básicos, los roles de género tradicionales de las poblaciones asentadas en el campo y la situación de violencia generalizada producida por el conflicto armado interno han contribuido a agudizar las violencias basadas en género contra ellas. Además, como lo explica la lideresa social Matilde Mora Poveda, mujer campesina, perteneciente a la Mesa de Incidencia Política de Mujeres Rurales Colombianas2, a las mujeres se les dificulta identificar estas violencias como tales, pues factores como la educación y la religión contribuyen a normalizarlas.