[EDITORIAL] LOTTIE CUNNINGHAM: «¡LA RESISTENCIA DE LAS MUJERES ES PRIMORDIAL!»

Lo afirma con énfasis, como si quisiera que se escuchara con eco, para que no quepa duda de que lo que dice es toral en la lucha de las mujeres por el derecho a la tierra. Lo dice en el contexto del trabajo que realizan actualmente ella y su equipo, alrededor de los litigios estratégicos para reivindicar el derecho de las mujeres a la tierra, principalmente de aquellas que han sido desplazadas forzosamente de sus propias tierras en los últimos años.

El trabajo lo realiza desde el Centro por la Justicia y Derechos Humanos de la Costa Atlántica de Nicaragua (CEJUDHCAN), instancia que ella preside. Lottie Cunningham Wren, activista y defensora de los derechos humanos de los pueblos indígenas y afrodescendientes, lamenta que el sufrimiento, producto de la violencia que viven las comunidades por el despojo de sus tierras, se ha incrementado, y la situación se complejiza por la crisis humanitaria y la inseguridad alimentaria que todo esto ha generado colateralmente. Y eso afecta más a las mujeres. Según Lottie, así lo reafirma cada testimonio que ha escuchado de las propias mujeres que, pese a las adversidades, no se rinden. “Yo admiro la resistenciade las mujeres” reitera a la vez que asegura que están trabajando duro para salir adelante, “estamos trabajando con 316 mujeres en agroecología, es una estrategia innovadora. Las mujeres han aceptado y han decidido implementar este tipo de acciones mientras ellas resisten y se espera el resultado de loslitigios estratégicos”. La defensora indígena refiere además que muchas de estas mujeres son madres solteras.

Una vida dedicada a la protección y defensa de la tierra. Lottie Cunningham creció en la ribera del Rio Coco en la Región Norte de la Costa Caribe de Nicaragua. Ahí vivió su niñez y adolescencia en paz, en armonía con el agua y la tierra, en contacto permanente con la naturaleza. Allí creció libre como el viento, pero luego vino la guerra y con ella el sufrimiento de su pueblo, “mi infancia y adolescencia fueron algo muy lindo; recordar esa paz con la que nosotros nos desplazábamos; ir a pescar para nosotros era tan alegre, éramos felices de poder llevar dos a tres pescados a la casa para la comida cada día”, recuerda Lottie con nostalgia. En1982, en medio del conflicto bélico que vivía Nicaragua, más de 40 comunidadesde la etnia miskita asentadas a lo largo del Rio Coco, en la zona fronterizacon Honduras, fueron desplazadas forzosamente por el Ejército, obligados a abandonar sus tierras para asentarse en una especie de campo de concentración. La operación castrense fue conocida como ‘Navidad Roja’.

Lottie, quien pertenece a esta etnia, vio y vivió el sufrimiento de su pueblo y desde entonces inició una lucha incansable por los derechos humanos de las etnias y pueblos indígenas de su país, principalmente el derecho a la tierra, llevando también una lucha por el empoderamiento de las mujeres. “Mi pueblo sufrió un desplazamiento forzoso, yo sé lo doloroso que es que te desplacen de tus tierras, yo, que viví siempre a la orilla del Río Coco” recuerda Lottie, “el Río Coco es sagrado para nosotros porque tenemos un vínculo espiritual con él” asegura.

Después del desplazamiento forzoso, nada volvió a ser igual para Lottie y para su pueblo. “Vi mucha injusticia, mucha mentira y corrupción del sistema”, lamenta Lottie y agrega que “a partir de ahí yo quise cambiar de carrera”. Al inicio de su lucha, Lottie era una joven enfermera, vocación que ejerció durante varios años, pero al ver que las injusticias en contra de su pueblo y otras comunidades indígenas no cesaban, decidió luchar desde la esfera legal para poder aportar en materia jurídica a la reivindicación de los derechos de su pueblo. Se dispuso a cursar estudios de derecho de los que egresó en 1994.

Una vez titulada, inició a trabajar de forma independiente; posteriormente ocupó, por un breve periodo entre mediados de 1995 y 1996, el cargo de Procuradora Regional, puesto al que renunció al ser testigo de las anomalías que imperaban en las instancias estatales, “siendo funcionaria con el Estado de Nicaragua vi que había muchas injusticias; observé mucha corrupción, así que tomé la decisión de no continuar e iniciar de lleno a trabajar de forma independiente”, confiesa. Lottie relata que empezó asesorando algunas comunidades indígenas, “observé que había una situación muy difícil entorno al reconocimiento a sus derechos, particularmente las tierras”. Explica que en ese momento “todavía existía una mentalidad de parte del Estado de que las tierras de la costa Caribe eran tierras nacionales y que podían ellos hacer sin el consentimiento de las comunidades”. Aclara que aunque la Constitución Política de Nicaragua reconocía desde 1987 las diferentes formas de propiedad colectiva y comunal, no existía ningún mecanismo para demarcar y titular las tierras, tampoco se habían entregado títulos a ninguna de las comunidades pese a que estas venían demandando este derecho. Recuerda que fue en 1996 que tuvo conocimiento de que habían varias concesiones de parte del Estado para la explotación de madera y que muchas de estas concesiones tenían contratos de hasta 30 años con renovación de otros 30 años adicionales, como fue el caso particular de Awas Tingni. El caso Awas Tingni AwasTingni es una comunidad habitada por indígenas mayangnas, pertenece al municipio de Waspam en la región norte del Caribe nicaragüense y se ubica en un área densamente boscosa entre los ríos Wawa y Awas Tingni.

A mediados de la década de los 90, el Estado de Nicaragua otorgó una concesión a una transnacional coreana para la explotación forestal de 62mil hectáreas de bosques en el área que estaba asentada esta comunidad. Un equipo legal inició entonces una demanda contra el Estado ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos para evitar el desastre ambiental que eso significaría pero, sobre todo, el despojo de las tierras comunales a los indígenas mayangnas. Es así como, en 1997, Lottie se integra a ese equipo legal. “Empecé mi lucha por la tierra con el caso de Awas Tingni”, afirma orgullosa, y aunque no fue una lucha fácil, pues fue un juicio que duró 8 años, la corte finalmente falló a favor del pueblo mayangna.

EL LOGRO MÁS SIGNIFICATIVO

“El logro más grande que hemos alcanzado ha sido tener sentencias favorables para los pueblos indígenas” dice Lottie con un categórico tono de satisfacción. En este sentido agrega que el caso de AwasTingni ha sido el logro más grande, pues por primera vez en América Latina se tiene una sentencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos favorable a los pueblos indígenas en relación a las tierras. “Es el primer caso de derecho humano colectivo ante la corte, en toda América Latina” reitera Lottie, quien participó como perita en el proceso jurídico. La activista indígena agrega “era exactamente lo que queríamos, educar a los jueces para poder crear una interpretación evolutiva porque la Convención Americana habla de propiedad privada pero no habla de propiedad comunal”. Lottie celebra el hecho recordando que “era la primera vez que una corte tan conservadora como esta, dictaba una sentencia haciendo una interpretación donde toma en cuenta la relación del derecho a la vida con la tierra, esa relación material y espiritual que tenemos los pueblos indígenas con la madre tierra”.

SUS MOTIVACIONES

“Lo que me motiva a continuar es, primero, que soy una mujer indígena. Vengo desde las comunidades, soy de una comunidad, y así como yo, viniendo de esa pequeña comunidad, me he dedicado y he tenido la oportunidad, quiero que otras mujeres tengan la oportunidad para mejorar sus condiciones de vida” explica Lottie. También refiere que su relación espiritual con la tierra surgida de los valores y principios, que le inculcaron sus ancestros, es otra de sus principales motivaciones, “particularmente mi abuelita con la que me crié me inculcó muchos valores sobre el amor a la naturaleza, a no ver la tierra solo materialmente, sino tener con ella una relación espiritual” subraya.

AMENAZAS DE MUERTE

Lottie, como la mayoría de activistas de derechos humanos y defensores de la tierra en América Latina, no ha estado exenta de las amenazas que se vierten en contra de su vida. Relata que empezó a recibir amenazas de muerte desde el año 2014 a través de mensajes de textos a su celular luego de que asesinaron a algunos de sus líderes. “Ya terminamos con su líder en tal comunidad, ahora vamos por usted, así que prepare su tumba” recuerda Lottie que decían algunos de los mensajes que recibía. Revela que también ha recibido cartas anónimas amenazantes; han sido constantes, según sus propias palabras, “la intimidación, el hostigamiento y otros patrones de criminalización que hemos venido sufriendo”. Pese a tal situación, Lottie continúa con su labor en la defensa de los derechos humanos de los pueblos indígenas y afrodescendientes de la costa Caribe nicaragüense.

UN GALARDÓN INESPERADO

El primero de octubre pasado, Lottie fue sorprendida con la noticia de que era una de las galardonadas con el premio Right Livelihood Award 2020, por su trabajo de defensa de los pueblos indígenas y la defensa de las mujeres y su derecho a la tierra. El premio, conocido también como el Nobel Alterativo, es otorgado anualmente a personalidades destacadas como agentes de cambio en temáticas de defensa de los derechos humanos, protección ambiental, desarrollo sostenible, salud, educación y paz. “Fue una sorpresa para mí este reconocimiento a mi equipo y a mi persona, porque no lo hubiera logrado sin mi equipo; no es a título personal, sino que es en nombre de los pueblos indígenas y particularmente las personas que han ofrendado su vida en defensa de la madre tierra, las mujeres indígenas y afrodescendientes que día a día luchan por su vida, por la subsistencia de su familia y por la naturaleza” expresó Lottie. La defensora de los derechos territoriales de los pueblos indígenas considera que la relevancia de este galardón es mayor dado el contexto sociopolítico que atraviesa Nicaragua, “el pueblo de Nicaragua está experimentando la crisis de derechos humanos más profunda de su historia” advierte, y explica que pese a que el país no está en guerra, se están experimentando muchas violaciones a los derechos humanos.

“Este premio viene a visibilizar ese problema y esperamos que el mundo entero pueda estar observando lo que está pasando con Nicaragua”. Considera que si bien se está teniendo una respuesta, se necesita de procesos más agiles, porque hay mucho sufrimiento en el pueblo, particularmente los pueblos indígenas.

UNA REFLEXIÓN PARA EL MUNDO

“Nosotros los pueblos indígenas defendemos la madre tierra, no solamente para nosotros, sino para todo el planeta” asevera Lottie. “¿Por qué insistimos en vivir en armonía con la madre naturaleza?”, se pregunta a la vez que responde: “Porque al día de hoy, con el cambio climático y con la pandemia, la ciencia no ha podido dar una respuesta”. En esa misma vía, agrega “nosotros seguimos creyendo en los aprendizajes, las enseñanzas de nuestros ancestros que nos decían que hay que vivir en armonía con la madre naturaleza, tener un equilibrio con ella”. Advierte que, sin embargo, ocurre todo lo contrario; “la gente no comprende que debe de existir ese equilibrio, de lo contrario, la naturaleza nos va a cobrar a nosotros los seres humanos”.Lottie insta a las nuevas generaciones a asumir el compromiso de proteger la naturaleza y a que luchen por una vida digna, “a repensar esa relación con la tierra”. Considera que son los mayores desafíos que se deben asumir.